- Su objetivo no es matarme… - sonrió con un aire de Soberbia - Creo saber que es lo que busca…
- ¿Y eso es...? - Preguntó Kyle caminando hacia el presidente para observar por la ventana.
Desde allí se podía ver toda la ciudad. Koslyza era el orgullo de la familia Van Drago, una ciudad de perpetua actividad biológica e industrial. Sus Calles Grises transitadas por la monotonía se cruzaban entre sí, formando un paisaje perfecto y simétrico. Una Gran estrella, una estrella de 14 terminales donde cada una apuntaba a los pueblos portadores de recursos industriales: Kiraith, Oxinem, Sedtir, Lops, Yina, Zentra, Anvinic, Kamor, Olded, Sidram, Lumino, Ysvina, Zenur, Ancova.
Adornada por Grandes edificios iluminosos, de formas que destacaban el ingenio arquitectónico humano, daban un toque irónico de hermosura y esplendor.
En el centro y en lo mas alto, el Presidente Van Drago se vuelve hacia a Kyle con la misma sonrisa llena de soberbia.
- Uno de los suyos...
En la amplia entrada del Edificio, los pasos de Anyka hacían una sinfonía grave y tenue acompañada por los sonidos sordos de Zorín haciendo sonar sus dedos con aire jactancioso. Sin decir una palabra, Anyka se lanzó a la batalla.
Rápidamente subió la escalinata para encontrarse frente a frente con Zorín, quien estaba preparado para la pelea... Intercambiando rápidas miradas de análisis, sus puños se encontraron en una atmósfera de desafío.
Anyka empezó con un aire totalmente agresivo, sus intensiones eran terminar lo más rápido posible con este obstáculo. Pero Zorín era mucho más alto y más rápido que ella, podía leer sus movimientos casi antes de que ella los ejecutara. Todo esto le provocaba a Anyka escalofríos de rabia en sus venas.
La frustración que sentía al no poder ejecutar un ataque eficaz se apoderaba de sus sentidos mientras Zorín se veía tranquilo, y realmente lo estaba, su confianza aumentaba a medida que sentía que los golpes de Anyka eran mas lentos y débiles, pero aun así no descuidaba sus partes vitales, a pesar de estar a su nivel, el solo un humano mejorado con la tecnología de la ciudad.
Anyka empezaba a desesperarse mientras, por instinto, seguía intentando que sus afiladas uñas alcanzaran la piel amarilla de Zorín. Este, intentando dar por terminada la pelea; la tomó por un brazo trayéndola hacia el, presionando la espalda de Anyka contra su pecho y rodeando su cuello con el brazo izquierdo.
- Puedo sentir tu frustración aun sin tocarte... ¿Quieres continuar? – Dijo Zorín respirando en su cuello.
- Si vas a rendirte hazlo de una vez…
- Mmmm si quieres matarme... Tendrás que hacerlo mejor...- susurró una sonrisa al oído de Anyka.
Casi sin pensarlo, Anyka clavó las uñas de su mano derecha en la muñeca rompiendo los guantes de Zorín y penetrando lentamente en su piel, en sus venas. Desgarrando su propia carne Zorín intento, en vano, escaparse de las manos de Anyka pero ella lo tomó con fuerza y lo colocó frente a ella, llevando su mano derecha al cuello de Zorín y clavando en el sus uñas.
- No me subestimes...- regalándole una sonrisa forzada, le propina un patada en su estómago y es lanzando hacia las puertas del edificio central. El cristal se fragmentó y quedaron abiertas de par en par.
Dentro, los pocos guardias que quedaban, observaban sorprendidos como Zorín estaba en el suelo, sangrando. Temerosos, se retiraron de sus puestos.
- Humanos cobardes – exclamó Zorín entre dientes.
Se levantó del suelo sin mucha dificultad, limpiando de sus labios un hilo de sangre que caía desde su sien y recibió a Anyka que venia dispuesta a acabar con la pelea.
Aun en estas condiciones Zorín evadía perfectamente los golpes de Anyka pero pasó de ser un oponente pasivo a ser cada vez más agresivo. Anyka torpemente podía esquivar los manotazos que Zorín lanzaba hacia su cuerpo.
Acertando varias veces en su abdomen y con una rápida combinación de golpes y patadas Zorín golpeó el rostro de Anyka varias veces, hasta estrellarla contra una de las paredes del Lobby.
El se desplazó hacia ella y la levantó por el cuello hasta tener sus labios a la altura de sus ojos...
- Te dije que debías hacerlo mejor... – Sonriendo lanzó a Anyka hacia las columnas del ascensor.
Caminaba lentamente hacia ella con una expresión de ganador; Y su habitual sonrisa, que nunca dejaba ver sus dientes, adornaba su rostro sangrante. Anyka yacía en el suelo, lo miraba con profundo desprecio y rencor. Su paciencia se había agotado.
viernes, 10 de abril de 2009
martes, 17 de marzo de 2009
1.- ...Llegada...
Su mente vagaba por un sendero de escaleras de mármol, sus pasos acariciaban cada peldaño a la luz de las velas. Esta tenue luz bañaba los rostros de un desfile de historias inertes; miedo, desolación y angustia se leía en sus gestos exagerados. Ascendía entre ellos sin pensar, solo observaba como era su costumbre; se limitaba a recordar los días en que todo era diferente, en que esos cuadros no la asustaban, en los días en que tal vez no estaban allí, adornando su camino al abismo de la locura.
Al fin llegó al rellano del segundo piso de la Mansión Lumennese. Ante ella un pasillo angosto y casi interminable, lleno de puertas imperfectas que arrastraban a lugares que ella desconocía y que no quería conocer, ya que la fuerte luz que se colaba por la alfombra enceguecía sus pensamientos o, por el contrario, la oscuridad que se reflejaba le traía un recelo inaguantable. Mas era tranquilizante el aroma a rosas marchitas que impregnaba cada silencioso roce del tapizado púrpura.
Al final del pasaje, halló por fin la única puerta que debía atravesar. Era un hermoso Portal, decorado cuidadosamente por manos expertas en elegancia y exquisitez.
Este Portal se abrió sigilosamente al sentir su presencia.
Dentro, esperaba una silueta delineada en paredes carmesí, unas manos finas y largas paseaban sus uñas por el cristal que reflejaba los árboles muertos al claro de la Luna. Unos cabellos dorados hacían juego con los candelabros, y su túnica de Jade combinaba perfectamente con su aire autoritario.
- Anyka...
- Maestro yo...- empezó a decir, colocando su rodilla en el suelo bajando la cabeza, su cabellera pelirroja se extendió a sus pies.
- Sé a que has venido querida...- Interrumpió él con palabras suaves y lentamente pronunciadas - Te he encomendado una misión, ¿declinaras?
- No - Respondió Anyka con un nudo en la garganta.
- Entonces Ve... Quiero que lo traigas cuanto antes...- Dijo sin apartar la mirada de los árboles.
Anyka asintió y se levantó para salir de los aposentos cuando se escuchó de nuevo la voz de su superior, como un susurro en su oído.
- Anyka...
Un disparo que atravesó el aire frió de la madrugada, se clavó en su hombro derecho cerrando las puertas de su memoria y dejando atras los borrosos recuerdos de la ultima noche en el Pueblo de Nesirem; Hogar de aquella Mansión. Volviendo al presente observó a su alrededor sin mover la cabeza, había llegado a su objetivo a la Ciudad de Koslyza.
La Ciudad mas importante del Planeta, un lugar edificado sobre los restos de una civilización exterminada por los impulsos tecnológicos y curiosidades humanas que llevaron al declive del equilibro ecológico, quizás del mismo universo. Un gran imán de esclavitud y sociedades hipócritas carentes de identidad. Koslyza era solo el comienzo de la perdición de la Humanidad.
Aquí en esta necrópolis, se llevaban a cabo experimentos para el desarrollo de armas biológicas y también para el control de las especies, que los ignorantes creen mitológicas o inexistentes, para alguno son un sueño de antaño, Los Hijos de Kishtar.
La avaricia de la especie dominante del planeta no tenía límites, igual que la autoridad implacable del Presidente Cid Van Drago. Deseos de supremacía recorrían sus venas, su más grande ilusión es poder controlar a los hijos de Kishtar para subyugar, al fin el destino de la humanidad y fusionarlo con divinidad. Era una tarea que por generaciones se había ambicionado y ahora podria ssr concluida con éxito.
La bala solo hizo un pequeño orificio en su piel pálida, un dolor menor, una molestia sintió cuando su piel se reconstruía en el acto. Ella se encontraba dentro de la Ciudad, justo frente al Edificio Central de Koslyza donde los vigilantes uniformados con sus características mayas rojas y cascos negros la recibieron con una lluvia amenazadora. Ella se limitaba a ignorarlo, sus armas humanas no le harían daño.
- Si no pueden herirme con una bala, no desperdicien el resto - exclamó mientras desmontaba su moto. Retiró los lentes oscuros, soltó la cinta morada que rodeaba su cuello y se amarró con ella su largo cabello.
- Alto el Fuego - dijo un hombre levantando su mano izquierda y caminando desde la entrada principal - La dama tiene razón, esto no es trabajo para ustedes. - Le regaló a Anyka una sonrisa.
Los vigilantes se retiraron ante la orden. El hombre se acercaba despacio hacia ella, tenia el cabello negro, corto y un mechón azul caía sobre su sonrisa. Vestía un traje azul marino sin mangas y guantes blancos con el sello de Koslyza en ellos.
- Overlord Anyka, algo raro para una mujer...
- ¿Y tu quien eres? - dijo ella poniendo los ojos en blanco.
- Zorín, Johan Zorín... Será un placer acabar con su vida.
- No me digas...
El Presidente Van Drago observaba la escena desde las ventanas panorámicas que rodeaban su oficina circular cuando la puerta se abrió de golpe. Su asistente jadeaba, estaba totalmente sudado y casi se podía escuchar el latido de su corazón.
- ¿Qué esta pasando Kyle?
- Señor – respondió casi sin aliento - un miembro de la Hermandad Kishtar esta en el edificio, se desconoce su objetivo – tomo una bocanada de aire – debe abandonar el edificio…
Van Drago no prestaba mucha atención a las palabras de Kyle quien admiraba, atónito, la tranquilidad con que el Presidente paseaba por su alfombra verde césped.
- Su objetivo no es matarme… - sonrió con un aire de Soberbia - Creo saber que es lo que busca…
Al fin llegó al rellano del segundo piso de la Mansión Lumennese. Ante ella un pasillo angosto y casi interminable, lleno de puertas imperfectas que arrastraban a lugares que ella desconocía y que no quería conocer, ya que la fuerte luz que se colaba por la alfombra enceguecía sus pensamientos o, por el contrario, la oscuridad que se reflejaba le traía un recelo inaguantable. Mas era tranquilizante el aroma a rosas marchitas que impregnaba cada silencioso roce del tapizado púrpura.
Al final del pasaje, halló por fin la única puerta que debía atravesar. Era un hermoso Portal, decorado cuidadosamente por manos expertas en elegancia y exquisitez.
Este Portal se abrió sigilosamente al sentir su presencia.
Dentro, esperaba una silueta delineada en paredes carmesí, unas manos finas y largas paseaban sus uñas por el cristal que reflejaba los árboles muertos al claro de la Luna. Unos cabellos dorados hacían juego con los candelabros, y su túnica de Jade combinaba perfectamente con su aire autoritario.
- Anyka...
- Maestro yo...- empezó a decir, colocando su rodilla en el suelo bajando la cabeza, su cabellera pelirroja se extendió a sus pies.
- Sé a que has venido querida...- Interrumpió él con palabras suaves y lentamente pronunciadas - Te he encomendado una misión, ¿declinaras?
- No - Respondió Anyka con un nudo en la garganta.
- Entonces Ve... Quiero que lo traigas cuanto antes...- Dijo sin apartar la mirada de los árboles.
Anyka asintió y se levantó para salir de los aposentos cuando se escuchó de nuevo la voz de su superior, como un susurro en su oído.
- Anyka...
Un disparo que atravesó el aire frió de la madrugada, se clavó en su hombro derecho cerrando las puertas de su memoria y dejando atras los borrosos recuerdos de la ultima noche en el Pueblo de Nesirem; Hogar de aquella Mansión. Volviendo al presente observó a su alrededor sin mover la cabeza, había llegado a su objetivo a la Ciudad de Koslyza.
La Ciudad mas importante del Planeta, un lugar edificado sobre los restos de una civilización exterminada por los impulsos tecnológicos y curiosidades humanas que llevaron al declive del equilibro ecológico, quizás del mismo universo. Un gran imán de esclavitud y sociedades hipócritas carentes de identidad. Koslyza era solo el comienzo de la perdición de la Humanidad.
Aquí en esta necrópolis, se llevaban a cabo experimentos para el desarrollo de armas biológicas y también para el control de las especies, que los ignorantes creen mitológicas o inexistentes, para alguno son un sueño de antaño, Los Hijos de Kishtar.
La avaricia de la especie dominante del planeta no tenía límites, igual que la autoridad implacable del Presidente Cid Van Drago. Deseos de supremacía recorrían sus venas, su más grande ilusión es poder controlar a los hijos de Kishtar para subyugar, al fin el destino de la humanidad y fusionarlo con divinidad. Era una tarea que por generaciones se había ambicionado y ahora podria ssr concluida con éxito.
La bala solo hizo un pequeño orificio en su piel pálida, un dolor menor, una molestia sintió cuando su piel se reconstruía en el acto. Ella se encontraba dentro de la Ciudad, justo frente al Edificio Central de Koslyza donde los vigilantes uniformados con sus características mayas rojas y cascos negros la recibieron con una lluvia amenazadora. Ella se limitaba a ignorarlo, sus armas humanas no le harían daño.
- Si no pueden herirme con una bala, no desperdicien el resto - exclamó mientras desmontaba su moto. Retiró los lentes oscuros, soltó la cinta morada que rodeaba su cuello y se amarró con ella su largo cabello.
- Alto el Fuego - dijo un hombre levantando su mano izquierda y caminando desde la entrada principal - La dama tiene razón, esto no es trabajo para ustedes. - Le regaló a Anyka una sonrisa.
Los vigilantes se retiraron ante la orden. El hombre se acercaba despacio hacia ella, tenia el cabello negro, corto y un mechón azul caía sobre su sonrisa. Vestía un traje azul marino sin mangas y guantes blancos con el sello de Koslyza en ellos.
- Overlord Anyka, algo raro para una mujer...
- ¿Y tu quien eres? - dijo ella poniendo los ojos en blanco.
- Zorín, Johan Zorín... Será un placer acabar con su vida.
- No me digas...
El Presidente Van Drago observaba la escena desde las ventanas panorámicas que rodeaban su oficina circular cuando la puerta se abrió de golpe. Su asistente jadeaba, estaba totalmente sudado y casi se podía escuchar el latido de su corazón.
- ¿Qué esta pasando Kyle?
- Señor – respondió casi sin aliento - un miembro de la Hermandad Kishtar esta en el edificio, se desconoce su objetivo – tomo una bocanada de aire – debe abandonar el edificio…
Van Drago no prestaba mucha atención a las palabras de Kyle quien admiraba, atónito, la tranquilidad con que el Presidente paseaba por su alfombra verde césped.
- Su objetivo no es matarme… - sonrió con un aire de Soberbia - Creo saber que es lo que busca…
martes, 10 de marzo de 2009
First One
Primera Entrada y no se como empezar...
Saludos...
Estuve pensando muy seriamente en si crear el Blog o no... La idea es, principalmente, publicar a traves de este medio mis pequeños cuentos, ensayos e ideas (como la mayoria de los Blogs) es decir, nada del otro mundo. Mas, espero que lo disfruten, critiquen y apoyen...
Muy pocas palabras para el principio... Quizás no sea buena señal XD
Sin mas nada que decir... Hasta la próxima entrada que presiento sera pronto.
Erys Vyctoria.
Saludos...
Estuve pensando muy seriamente en si crear el Blog o no... La idea es, principalmente, publicar a traves de este medio mis pequeños cuentos, ensayos e ideas (como la mayoria de los Blogs) es decir, nada del otro mundo. Mas, espero que lo disfruten, critiquen y apoyen...
Muy pocas palabras para el principio... Quizás no sea buena señal XD
Sin mas nada que decir... Hasta la próxima entrada que presiento sera pronto.
Erys Vyctoria.
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